martes, 7 de septiembre de 2010

Musica en los pies?

Pianista Liu Wei (link)

Mas allá de todo el show mediático.

Primero me doy cuenta que la música no esta en la habilidad de algún sector del cuerpo de alguien. Me pregunto dónde es que esta la música si es que está en algún lado, o si en realidad está en todos lados, o si la música está toda en nosotros, o si nosotros somos todo música. (Ojo esto no es una publicidad de Todo música!)

Y me pregunto acerca de ese orden de sonidos con todas su vibraciones sonando siempre en silencio hasta que alguien lo descubre. Así como uno descubre el orden de la salida del sol, del movimiento de las estrellas, de los ciclos de las cosas. Uno no los crea, no los inventa, sólo lo descubre, vaya tarea, para la cual hay que estar muy atento utilizando como herramienta de investigación el instrumento. Cada instrumento es una herramienta de investigación. Y el primer instrumento es el cuerpo.

Me doy cuenta de la importancia que le damos a las manos, que de hecho son increíblemente útiles como herramienta para realizar labores de todo tipo, pero al parecer su habilidad se ha desarrollado también gracias a la excesiva importancia que se le presta y así nuestra dependencia absoluta de ellas. Me pregunto en nuestras vidas: ¿Con cuantas cosas ocurre lo mismo? ¿A cuantas cosas increíblemente útiles les damos excesiva importancia y por tanto nos hacemos dependientes? Estoy cuestionando la dependencia de la ¨utilidad¨ que puede incluso limitarnos. Del punto de vista tecnológico se ha avanzado increíblemente, pero con él nuestras miserias también se han potenciado. Como encontrar verdaderas soluciones en lo ¨exterior¨ si en lo ¨interior¨ aún no lo hemos hecho, si aun existe el conflicto interno.

Me doy cuenta que no hay un solo camino para hacer las cosas, ni un solo método, ni sistema, ni requisitos indispensables para hacer algo que nos apasione. Y hacer algo que nos apasione no tiene porque ir ligado al éxito en el sentido del reconocimiento de la gente, ni en lo económico, ni en la vanidad de haberlo logrado, que todo lo distorsiona. En la acción de hacer, en ese instante donde lo que hacemos y somos es uno y el pensamiento no lo distorsiona con su análisis y ansias. En ese momento que hacemos ¨eso¨ que nos apasiona, sin división entre el que ¨hace¨ y ¨eso que se esta haciendo¨, donde no hay tiempo. Me doy cuenta.

También me doy cuenta que le prestamos atención, porque: ¨Pobre no tiene brazos que va a poder hacer en la vida¨
¨Pobre pero para no tener brazo que bien que toca!¨

Pero este ¨pobre¨ hace algo que nos emociona y sorprende, hace algo que nosotros mismos no podemos, muchas veces con nuestras manos, y es por eso que lo miramos sorprendidos. Dentro de nuestras increíbles potencialidades con manos, él sin ellas a llevado a limite nuestra incredulidad y ha puesto en evidencia nuestra incapacidad para salir de los moldes, de los patrones, de los métodos, de la tradición, para empezar no a creer que se puede sino a saber que no se sabe. Cuando uno sabe que no sabe, puede aprender.
Y a las manos no les queda mas que aplaudir. Y pienso ¨pobres¨ de nosotros.

Me doy cuenta que la música no necesita manos, que la música no la limita el cuerpo y que el trabajo de uno con sus herramientas es descubrir su ¨música¨ absolutamente libre de limitaciones sociales, culturales, las cuales hemos construido, creado o aceptado y luego perpetuado. La continuación de estas conductas sin siquiera cuestionarlas es comodidad, es pereza, e imponer esas conductas es violencia.

¿Acaso esperamos que nos ocurra algo realmente grave para darnos cuenta de la profunda Belleza de nuestras vidas?

Me doy cuenta que si él ¨puede¨ con sus ¨limitaciones¨,¨puedo¨ con mis ¨limitaciones¨. O será acaso que el poder y el control no tienen nada que ver en este asunto. ¿Qué poder o control tiene uno sobre el darse cuenta? Leer muchas veces una frase, tratando de entenderla, tratando de comprender lo que dice, ya que uno tiene control sobre insistir, esto no garantiza su comprensión. Digamos que uno conoce las palabras que conforman la frase, pero la combinación de ellas en la frase tratando de transmitir algo, a uno le resulta inaccesible a su comprensión. Uno trata de buscar en el pasado, en la memoria, la respuesta para esta nueva frase, algo similar, algo que nos permita avanzar en su comprensión, algo en nuestro viejo conocimiento. Pero buscamos en lo viejo una comprensión de lo nuevo. Y hasta que no nos liberemos de lo viejo, ¿cómo vamos a conocer lo nuevo? A menos que uno este atento y con una mente libre y por tanto fresca para descubrir, ¿como puede tener lugar el darse cuenta?
Será que las limitaciones estaban sólo en nuestro recuerdo, en esa experiencia traumática y tan subconsciente que continuamos repitiéndola bajito, al oído: No es posible, no es posible, no es posible. Las repetimos como autómatas porque eran parte de nuestra tradición, de nuestra programación, de nuestra experiencia, de nuestro conocimiento, de nuestra memoria, de nuestro pensamiento y luego de nuestra acción: No es posible.

Pero un día nos damos cuenta. Uno sólo se da cuenta si presta atención, no si obedece una orden, no si sigue un método, un sistema, no porque alguien se lo diga, no porque lo lea en algún lado. Sino porque uno mismo Es la Verdad.

¿Cómo las limitaciones van a poder controlarse a sí mismas? Este mismo que pretende controlar y dominar sus limitaciones es él mismo sus limitaciones, él mismo que desde el pasado, experiencias, conocimientos, memoria, aferrado a ellas por temor a lo desconocido, dice lo que es posible y lo que no. Hasta que uno no abandone todos sus condicionamientos, hasta que uno no les de muerte, a pesar de que perduren en la memoria, uno no puede aprender. Si para esto es necesario morir entonces hay que morir, morir en el sentido de terminar absoluta y definitivamente con algo. Pero puede seguir respirando con tranquilidad.

Lo imposible arranca a ser posible por el dedo gordo del pie que libre de condicionamientos, prejuicios, sale a la búsqueda del primer paso. El camino no es largo ni corto, el camino no existe, la existencia del camino marca una ruta, un método, un sistema. Este paso del que hablamos no tiene distancia.

¿Existe alguna norma que diga que el piano sólo puede ser tocado por las manos? -él se preguntó-
O bien morir ahora o vivir una vida maravillosa. - se respondió.

O bien vivir una vida muerta o vivir una vida donde la vida es Belleza.

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