miércoles, 30 de noviembre de 2011

Inusual

¿Que es la bondad? ¿Que es ser bueno?

 Si eso que es ser bueno es una reacción a algo malo, su opuesto, entonces ese ser bueno tiene su raíz en lo malo.

¿Existe una bondad que carezca de opuesto?

¿Una bondad que no dependa de la idea de lo malo?

¿Una bondad que no sea una reacción a esa idea?

¿Una bondad que no tenga sustento en la idea de lo malo?

Mucha gente tiene una opinión formada sobre lo "bueno" y lo "malo", y eso siempre esta ligado a los beneficios o perjuicios que pueda obtener de ellos a nivel emocional, espiritual, material, o dice: lo "bueno" y lo "malo" depende de como se lo vea, para unos es una cosa y para otros es otra, (o lo que sea)… igualmente considera "cosas" como beneficiosas y otras no, y asigna a ellas ciertos valores, atributos, y establecerá opuestos. En esa oposición, brecha, surgirá la pugna por la prevalencia de lo uno o lo otro, el conflicto entre lo que uno cree como "bueno" o "malo" y lo que otro cree como "bueno" o "malo".

Pero la bondad sin objetivo, sin objeto... La bondad que no es una reacción opuesta a aquello "malo", aquella bondad que actúa por motu proprio, muy despierta, muy atenta, muy viva, tiene los pies libres. Esa bondad trae consigo una alegría sin motivo, un alegría brillante, inusual ya que no tiene referencia, ya que no esta ligada a un punto donde depositar su mirada para poder ser.

La mirada de esa bondad contempla el ritmo, el vaivén, y lo ama en todo su espectro siendo también ella el ritmo y el vaivén; porque esa mirada no se a quedado estancada.

¿Y que ocurre si se mira con esta mirada? Algo único, porque cuando entre lo mirado y el mirador ya no hay espacio, es como un torrente de agua fresca que barre con todo concepto atascado, con toda hedionda concepción, y eso mirado-mirador observa el suceso como es, sin obstrucción, sin división alguna. En la observación del suceso como es, sin teñirlo de opinión o de prejuicio, se descubre lo que nunca se pensó descubrir, se sana lo que nunca se pensó sanar, cambia lo que nunca se pensó cambiar. Sin embargo esta bondad no es el esfuerzo por cambiar, por sanar o ver ("ser mejor") no es una frenética o planificada carrera en la obtención de algo, no es una técnica que aprender, desarrollar y mejorar, no depende del tiempo... , es la entrega absoluta de nuestras fronteras a esta dimensión donde no existe la amenaza. Amenaza sólo creada por nuestra falsa percepcion del límite, por nuestra insegura ilusión y necesidad de ubicar el  "enemigo" ,  el "antagonista" , que no existe salvo dentro de la propia y frágil muralla que por miedo hemos levantado.


sábado, 12 de noviembre de 2011

Muros

El que presta atención a sus pensamientos ve como se originan. Viendo como se originan comprende su vida, su actuar. Cuando comprendes tu vida puedes comprender el horror de lo falso y la belleza de la verdad, puedes comprender al otro. Cuando comprendes tu vida y la del otro tu destino no es solo tuyo. Cuando el destino no es solo tuyo incluso la idea de destino (llegar hasta) carece de  sentido. La vida no es una pertenencia. No es mi vida o tu vida, es la vida. Uno de los muros que nos separa es la falsedad de los preceptos y esa incesante y tenaz obstinación de querer poseer y controlar todo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Dinámica indescriptible.

¿De quién puede ser el amor? ¿Le puede pertenecer a alguien? ¿Es posible que su amor pertenezca a alguien? ¿Es posible que le pertenezca a usted? ¿Es posible que el amor sea una pertenencia? Si su amor le pertenece a alguien o a usted, ese amor es una cosa distinta de usted, es algo separado, un objeto de sensación y es muy pequeño, es algo que uno tiene que obtener, o dar, o recibir. Es esclavo del tiempo y del pensamiento y sus limitaciones, del nacimiento y la muerte y de los vaivenes emocionales. Pero si ¨su¨ amor no le pertenece a nadie, no tiene límites, y si no tiene límites no es suyo. Si no es suyo el amor puede verse expresado por doquier, absolutamente libre. El amor allí en cada acto y en la cesación de todo acto. El amor no es estreches ni amplitud de espacio porque el amor no es un contenedor, un sitio con determinadas dimensiones. El amor no es un cúmulo de experiencias agradables que nos unieron. El amor no es un recuerdo. No es un bien acumulable.

Si el amor no tiene límites, no es posible medirlo. Si se mide, entonces eso que se mide, no es amor no lo dude. Si se mide, eso que se mide es hijo del pensamiento, de sus magnitudes y sus escalas, su comparar. El amor no es comparación, el amor no es competición, ni celos, ni envidia. El amor no es medida, no tiene dirección, ni magnitud, ni sentido. No es escalar, ni vectorial. No existe formula que pueda hallarlo en valores cuantitativos. Ni su unidad en el sistema internacional de medidas es los corazoncitos. Su cualidad no esta redactada en un decálogo de frases inspiradas para llenar libros, o cuadros en una pared o un blog o facebook. No es posible decir lo que es el amor porque inmediatamente lo asociaríamos a una actitud o a un pensamiento determinado, y así se convierte en una imagen que creamos de él, fija, estática. Y el amor no es una actitud ni un pensamiento determinado, ni un a imagen estática,  ni un grupo de imágenes en secuencia o ideas, ni representación de un a moral impuesta. Si fuese una actitud determinada partiría de una creencia de que esa actitud determinada lo genera. Si fuese una creencia determinada partiría de la suposición de que es algo que no puede ser comprobado pues es una creencia, o fe, o una suposición romántica o sentimentalista.  Una actividad determinada a partir de la creencia no es amor. El amor no es una creación del pensamiento. Creer es parte del pensar.¿Como simplemente se puede creer o tener fe en "algo" tan vivo? El que cree en él no lo sabe, por tanto no lo vive y lo pospone o lo idealiza o lo disfraza con palabras adornadas. Pero el amor no es la palabra ni el adorno. Un morrón nos alimenta y así podemos vivir y ser la experiencia morrón (porque no existe división entre la experiencia y el experimentador), pero la palabra morrón, no es la experiencia morrón. Así como la palabra escrita en el menú no es la comida.
El amor tampoco es una imagen estática, ni la ilusión que crea una secuencia de imágenes. Si fuese una imagen podría reproducirse y comercializarse. Si algo se reproduce y comercializa no lo dude, no es amor. Porque el amor tampoco es un negocio.
La moral como una imposición tampoco es amor, ya que tarde o temprano se expresa en hipocresía, (decir una cosa y hacer otra), en una  estructura hueca, pobre, sin sustancia, fría como un cadáver. Si bien el amor no se puede decir por lo que es, o lo que se ve, se puede “ver” y “saber” (de la armonía entre el sabor y la comprensión, entre la  razón y corazón), por lo que no es. No es que uno viva el amor haciéndolo o construyéndolo, sino mas bien descubriéndolo resplandeciente, fresco, siempre nuevo debajo de la costra de todo lo que no es amor. El trabajo de descubrirlo bajo toda esa maraña superficial, aunque intenso, no es trabajo, y como no quisiera llamar a esa intensidad y energía trabajo le voy a llamar ser religioso sin dogma, sin ritual, sin creencias, sin templo y sin fe, sin dios. Así, atento en el descubrir siempre lo nuevo, no lo llamaré con nombre alguno para poder apreciar de forma completa, verdadera, toda su indivisa y maravillosa dinámica indescriptible.